Pantha Du Prince estrena The Triad en un club rockero de San Diego

Me deprime la ciudad de San Diego en California, sobre todo porque en algún momento, más allá de su vaga posibilidad de ser una meca para la creatividad, según las conclusiones de Richard Florida en agosto del 2003, ha perdido mucho de su filo al conservarse y gentrificarse en malls y comunidades color crema. Y no digo que su incipiente industria de biotecnología no sea sexy, pero a estas alturas solo su cerveza artesanal puede salvar a los vecinos de aquí a mi lado. La verdad es que ya no cruzo la frontera tan seguido, desde el 9/11 la frontera que existe entre Tijuana y San Diego se ha fortificado y al mismo tiempo desvanecido, el cruzarla es una negociación innecesaria que muchas veces implica más tiempo que dinero.

Por eso es más que una extraña oportunidad y necesidad el tener que cruzar a San Diego y dirigirme a un pequeño club de rock, el legendario Casbah, y presenciar a Pantha Du Prince estrenar The Triad, en donde el productor alemán une sus campanas electrónicas al lado del guitarrista neoyorkino Scott Mou (Queens) y del percusionista noruego Bendik Hovik Kjeldsberg. El Casbah, uno de los remanentes de la cultura alternativa de San Diego, depositado en una periferia urbana, a espaldas del aeropuerto internacional Lindbergh Field, que ahora es absorbida por una mancha urbana de gentrificación que amenaza en desplazar el espacio en donde el club ha residido por más de 20 años. A como son de intensos los gringos con eso de subir las rentas en áreas recién renovadas, ni la declaratoria del alcalde de San Diego de instituir el 7 de Enero de cada año como el Casbah Day salvaría al club, pienso.

Sin duda el contexto de club de rock no es una gran anomalía para productores finos de techno minimal paisajista ya acostumbrados a siempre aterrizar en los improvisados bookings de sus agentes americanos. Pero eso le añade cierto encanto a la experiencia, sobre todo al mirar a los lados y ver que si, que en efecto, que Pantha Du Prince tiene más fans en Tijuana y Mexicali que en San Diego y aún así no somos muchos en un espacio que sólo alberga un máximo de 200 cuerpos. Pero no importa, es como cuando ahí mismo tocó Godspeed You! Black Emperor en 1999 y había más gente arriba del pequeño escenario que abajo en donde se para el respetable. Es parte del show.

Instalados ya el trío Pantha Du Prince, su inicio es intempestivo, porque en el contexto de un club de rock como el Casbah, pues no hay magia ni expectativa, no hay producción vaya, solo la cruda realidad de ver a Hendrick Webber (el Pantha) y amigos amarrar una montaña de cables entre ellos mismos, hacerse bolas y verse las caras con duda y decirse, “ahí vamos”. La dulzura inicia, desvanece, cierras los ojos y te dejas sentir, ahí vienen las estrellas de Pantha Du Prince, ahí viene el tiempo para bailar, ahí viene el esplendor.

El set de The Triad viene siendo preciso y compacto, más funcional de lo esperado, menos monástico que lo de su gran laboratorio de campanas y diseñado en gran totalidad para el baile. Los rockeros de San Diego no bailan, pero los que estamos al frente sí mientras un sandieguino filma y transmite el estreno a su novia de L.A.. Miramos poca interacción entre Hendrick, Scott y Bendik, se nota que es el primer show, ya lo amarrarán bien. Lo que importa es el despliegue y no tanto las texturas. Aún así, a pesar del máximo ritmo, hay una abstracción que termina siendo apabullante, casi aplastante y agotadora. Eso o las IPA’s de Ballast Point lograban el cometido de intoxicar con su gran influjo lupuloso.

Termina el baile, la fiesta minimalista y no hay merca, no llegaron los vinilos ni las camisetas, es tiempo de despedirnos. Y en el Casbah, público y artista son iguales, hasta el mismo baño se comparte. Hay una cercanía que es tan inmediata como sincera, solo la timidez pudiera impedir saludar y abrazar a quien admiras.  Pantha y sus músicos dicen que quieren cruzar a Tijuana en la mañana siguiente a desayunar. Claro que sí. Pero la sola mención de que el regreso a los Estados Unidos los vería hacer una fila de tres horas mata el plan de inmediato. “Next time” dice el Pantha Du Prince al dejarse tomar selfies con varios de sus fans mexicanos, “next time” también le digo yo.

Texto originalmente publicado en THUMP/VICE, en mayo del 2014.


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