Amo tu música Brian Eno, pero mejor no dejes de pensar

Brian Eno debería dedicarse únicamente a pensar. En estos días su labor como pensador sigue siendo insuperable. Sea el pensar a largo plazo o sus observaciones sobre la música misma, escuchar hablar a Brian Eno ahora es igual de fascinante que escuchar sus discos solistas de los 70s. Aquel que convirtió al estudio de grabación en una herramienta musical de vanguardia y que en 1977 corrió con Bowie a decirle que el futuro del sonido era el I Feel Love de Giorgio Moroder con Donna Summer, ahora se encuentra atrapado en una zona musical que únicamente sirve para su propio comfort. No olvidemos que también es responsable de producir algunos bodrios musicales para U2 y Coldplay.

A partir de su reciente enganche con el sello inglés Warp, su actividad musical ha incrementado con un par de lindos albums de ambient, la reactivación del catálogo de su sello All Saints y su reciente colaboración con Karl Hyde de Underworld. Esto último debió haber sido una bomba, pudiendo poner en práctica la oportunidad de realizar “sonidos del futuro” al lado de uno de los principales actores del early EDM en los 90s. Pero lo que escuchamos en Someday World, el título un obvio guiño a la banda de Hyde y otro guiño a las posibilidades del mundo según Eno, no es tan diferente a las colaboraciones de Eno con John Cale en los 80s y a una más reciente con David Byrne. Ese espíritu buena onda prevalece con Karl Hyde, una infructífera búsqueda por esa perfecta melodía, via el afropop o balada tecnopop, y lograr un nuevo The Lion Sleeps Tonight, el sueño dorado pop de Eno. Cool rock para papis mis chavos, apto para amantes de la KCRW, cero baile y cero trueno. Incluso el disco solista de Karl Hyde del año pasado, Edgeland, suena menos convencional que Someday World.

Me emociona más la App que desarrollaron para Someday World, que al apuntar el iPhone hacia el vinilo de Someday World aparece en tu pantalla una ciudad giratoria, repleta de nuevos edificios tambaleantes en realidad aumentada, que puedes destruir con tus dedos en un acto de terrorismo virtual. El app viene siendo una crítica de Eno a la ciudad moderna, a su estética estéril y aburrida. Para Eno, las mejores ciudades son aquellas construidas en las laderas, “porque sus edificios tienen el reto de adaptarse a la geografía de la que son parte”. Otra vez, Brian Eno pensando conceptos y prácticas tecnológicas que son más interesantes que su propia música.

Me encanta la idea de “arquitectura outsider” a la que alude Eno, sobre todo porque viniendo de una ciudad repleta de arquitectura de emergencia como la que existe en los cerros de Tijuana, esto tiene una gran resonancia geográfica personal. Lo mismo pasa con el arte del segundo disco que Eno y Hyde editarán en caliente, High Life, cuya portada es una bella amalgama caótica de casas en una favela brasileña o un bosquejo new aesthetic de Soweto. El track DBF, es justo eso, una interpretación digital de afro jazz por dos tipos blancos inteligentes y que es mucho mejor que todo lo realizado en Someday World.

Sin embargo, el afro jazz electrónico de DBF no es un camino nuevo para Eno, ya lo ha explorado a la perfección en el influyente My Life In The Bush Of Ghosts con David Byrne y en el Remain in Light de Talking Heads. Mayor urgencia y significado tiene Beebop Hurry, una primera colaboración de Eno con Hyde que apareció hace cinco años en una compilación de Underworld con Steven Hall y Darren Price. En Beebop Hurry, por lo menos el concepto es más claro en la práctica, el de ambos poner sus influencias más allá de la abstracción pop. Por lo menos aquí Eno y Hyde demuestran, en un tono menos premeditado, que todos esos temas detrás de su música son más sinceros que todos sus posteriores esfuerzos por lograr algo nuevo.

Artículo originalmente publicado en VICE, en febrero del 2014.


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