µ-Ziq – 1977
Últimamente parece que no hay llenadera para Mike Paradinas, con impetuosos retornos musicales que siempre recuerdan por qué es él uno de los avatares más importantes de música electrónica de los 90s a la fecha. Al igual que David Moufang o Richard D. James, Paradinas se acerca a la música electrónica con cierto sentido de humor, y tal vez esa sea una de las razones por las cuáles no tiene el status de Boards of Canada o Autechre en la mente de muchos. Caso concreto es 1977, su entrega para el sello Balmat de Philip Sherburne y Albert Salinas, una mezcolanza de todo lo bueno que tiene su proyecto µ-Ziq: IDM, ambientazos melódicos, experimentación granular, ritmos tumbadones y algo de humor. 1977 es un buen resúmen de todo lo que Paradinas sabe hacer en el ayer, en el presente y en medio camino hacia el infinito.
Oval – Romantiq
Ahora sí Markus Popp se voló la barda. Y no que nunca hubiera dado home runs sonoros, sino que en su extensa obra se esconden hitos importantes que marcan nuevas direcciones musicales. Mediante el error digital transformó el precepto de la música electrónica y ahora parece ir en sentido contrario, explorando amablemente la calidez y lo aleatorio de los sonidos del piano, clavicordio y atmósferas. Una obra madura que transforma silenciosamente todo lo que toca, sin otra pretensión más que la de maravillar mente y oídos. Romantiqeo del bueno, de ese que sugiere belleza en medio del caos y la destrucción.
James Holden – Imagine This Is a High Dimensional Space of All Possibilities
A cinco años de su última entrega, James Holden se ha tomado el tiempo para explorar con calma la capacidad y expresión de sus aparatitos analógicos. Entre lisergia techno y extensas exploraciones modulares, James Holden ha creado con este disco un portal para cruzar el tiempo y el espacio. Esto es psicodelia pura, pero filtrada mediante colores kawaii y vibras sensoriales que afectan con brillo la percepción y el ánimo de cualquier ente vivo. Ya no es estética lo que busca James Holden y tampoco busca trascender hacia nuevos planos, sino regresar a viejos albores antes explorados y abandonados por lo efímero de la novedad.
Steve Gunn & David Moore – Let the Moon be a Planet
En la tranquilidad de los días lunares se encuentran los pasillos vacíos que llevan al amor, según The Clientele. Pero esta colaboración entre el guitarrista Steve Gunn y el pianista David Moore (Bing & Ruth), es una serie de reflexiones que convierten a la luna en planeta, donde el vacío del espacio es improvisación, un diálogo que lleva los segundos terrestres a la blanca planicie del satélite. Ha de ser bello pasar los días en el lado brillante de la luna, dejando atrás las formas de medir el tiempo allá en el planetoide azul.
Richard Skelton – Selenodesy
La odisea lunar de Richard Skelton es más violenta que lo de Gunn y Moore, pero no por eso menos hermosa. Aquí Skelton aluniza en la intensidad de la soledad y mide el vacío de las horas lunares con cuerdas melancólicas que impactan hiper-velozmente sus mares. Y después del viaje por el Oceanus Procellarum, una exploración geológica que busca esperanza, Skelton se despide de la casa terrestre, mediante la ayuda de esos pensamientos que suceden entre el sueño y el despertar.
Everything But The Girl – Fuse
¡No es nostalgia, es EBTG!. No es pasado, es el presente permanente de un tipo de pop. Es canción bailable, es balada con valores de producción absolutamente nickel por parte de Ben Watt. Es muestra del verdadero amor y acompañamiento radical en medio de un mundo que se desintegra en tiempo real. Y en eso último, al recordar lo que hemos perdido, se encuentra la reflexión de que la vida se puede ir en cualquier momento. Por eso celebramos nuestro día a día con baile, con este disco, con old school house anthems británicos y la voz icónica de Tracey Thorn. All those pretty words hit home very hard, marine girls and boys.