Goodbye, Rafa Saavedra

Creo que Rafa amaba más a Juan de Pablos, el locutor español de Radio 3, que al finado y más famoso locutor inglés John Peel. Comento esto porque más de un músico de mi querida ciudad de Tijuana le ha llamado a Rafa el John Peel de Tijuana. En el contexto musical del mundo de Rafa Saavedra, lo que venía de la madre patria muchas veces fue más determinante para el que lo que venía de la cool britannia, en términos de su formación e influencias literarias. No que lo Spanish Pop haya sido más importante que el punk, new wave y post everything inglés, sino que en términos estéticos y emocionales Rafa era más Movida Madrileña que London Calling.

Su fascinación por las bandas de la disquera DRO (Discos Radioactivos Organizados) en los ochenta lograron que sus amigos de prepa, y rivales de Rafa en programas radiofónicos, le bautizaran como Rafa Dro. El nombre se quedó cuando aparecía como “popne discos” (así nombraba Rafa a su labor como DJ selector) en fiestas y clubes de Tijuana por más de 25 años. Fue esa lealtad al sello DRO lo que logró una entrañable amistad internacional con Servando Caballar, cantante de Aviador Dro y director de la mencionada disquera, y que a su vez lograra aglutinar a otros geeks musicales de la city y formara estrechos de amistad mediante esta música. Entre esos miembros de la “red de mutantes” de Aviador Dro en Tijuana estaba Ramón Amezcua, a quien Rafa después bautizaría como Bostich, posteriormente del Colectivo Nortec. Fue el título de uno de sus relatos sobre Tijuana, a su vez inspirado por Los Simpsons, lo que inspirara a Pepe Mogt y Bostich a crear uno de los tracks más emblemáticos de Nortec, Tijuana Makes Me Happy.

A mi me bautizó como Mr. Ejival, cuando tocaba junto a el en formato de selector durante los 90s. Y en ese esfuerzo me contagió de su pasión por el Spanish Pop de los noventas, especialmente del que fue uno de sus discos favoritos de toda la vida, el entrañable Soplo en el corazón del dúo vasco post-pop Family. Un disco que fue referencia de cabecera para muchas de las instancias y situaciones de Rafa Saveedra en su tránsito por la frontera entre Tijuana y San Diego. Ese disco fue una de las razones por las cuales visité el país vasco cuando fui por primera vez a España en el 2001, enamorado del romanticismo de Le Mans y de La Buena Vida y todos sus grupos asociados. Me entristece demasiado el saber que esa condición física del corazón a la que alude Family en el título de su disco haya sido similar a la causa de muerte de Rafa Saavedra.

También mediante Rafa conocí a Silvania, el dúo Peruano de shoegaze afincado en Madrid que después se convertirían en el tecnopop de Ciélo y a quienes edité un par de discos en mis disqueras Nimboestatic y Static Discos. Rafa y yo fuimos entrañables compañeros de conciertos por cerca de 20 años, siendo el primero uno de The Wolfgang Press en 1992 y el último exactamente hace un año con su amado y adorado Adam Ant. A pesar de ser celoso en su conocimiento de causas y vertientes sonoras con los demás, conmigo siempre fue generoso y abierto.

La mañana del martes 17 de septiembre, el día de la intervención quirúrgica que no sobrevivió el cansado corazón de Rafa Saavedra, me llenó de nerviosismo y ansiedad ver en la pared de su Facebook la canción “En Cualquier Fiesta” de La Mode. Sabía de antemano que era su canción de despedida, me había dicho varias veces que esa era la canción con la que quería decir adiós a sus amigos y seres queridos. “Ready para este momento. Seguro que nos vemos pronto en cualquier fiesta en un cualquier sitio una noche cualquiera. Love and respect”, escribió finalmente Rafa.

Fue una despedida perfecta, dejando en nosotros el recuerdo de perfectas canciones new wave en español, que en lapsos cortos de tiempo muestran un amplio universo lleno de desencantos, encuentros dulces, despedidas amargas y frágiles corazones pop.

(Publicado en el diario REFORMA el 22 de Septiembre del 2013) / Foto por Ejival